domingo, 24 de junio de 2012
jueves, 24 de mayo de 2012
Hace unos días estaba tranquila con unos amigos, cuando vemos que hay un billete de 10Bs en el suelo y un niño desesperado buscando algo. Ninguno de nosotros se molestó en recoger el billete ya que era lógico que el niño lo agarraría... para nuestra sopresa, no fue asi, y uno de mis amigos fue y agarró el billete.
Cuando el niño volvió a pasar, nosotros, de buena fe, lo llamamos para darselos; inesperadamente, al llamarlo, el niño nos miró con rabia y dijo "no sé, no sé" y siguió su camino, nosotros solo nos miramos y seguimos nuestra conversación.
Pasados unos 5 o 10 minutos, el niño vuelve a pasar, y se voltea hacía nosotros gritando desesperado "ESE BILLETE ESTÁ MALDITO, ESTÁ MALDITO (*haciendose cachos en la cabeza con los dedos*)... ME VOY", y eso no es todo, dijo eso como en un segundo, fue muy loco. Nosotros solo nos reimos un rato... ¡Luego el niño volvió a pasar gritando lo mismo! ¡Y ese niño tenía como 12 años! ¿Por qué, ah, por qué? ...
Bueno, por ultimo, gastamos el dinero en un Nestea que estaba sumamente bueno, y seguimos vivos...
viernes, 23 de marzo de 2012
miércoles, 22 de febrero de 2012
Entiende lo que se refleja en tus ojos
Yo siendo tan tímida no sabía como acercármele, él con su perfecto físico, su sutil sonrisa y la inocencia en su mirada, reflejaba seguridad y protección, pero aun así yo no tenía el valor para siquiera mirarle. En mis deseos más profundos solo quería estar con él, admirarlo a cada hora y amarlo como nadie lo ha hecho, aunque sea mucho mayor que yo, sé que tengo la suficiente madurez e inteligencia como para que él no me vea como una simple niña, pero sí, aun me falta lo antes mencionado, valor, valor para poder verlo a los ojos, para dirigirle la palabra sin que me tiemblen las piernas de sobremanera, valor para entender sus pensamientos, para poder expresarle lo que siento con una simple mirada, valor para amarlo como él se merece, y valor para asimilar que todo lo que ocurre tal vez es pura fantasía.
lunes, 6 de febrero de 2012
¿Cómo lo hizo conocer que interruptor enciende la luz recorriendo una sola vez el trayecto del pasillo?
Pista: El hombre tiene una linterna.
jueves, 2 de febrero de 2012
Una brisa calida acariciaba mis mejillas mientras me hacía cerrar los ojos sutilmente, nublando mi vista y evitando poder apareciar a aquel hombre que se sentaba todos los días en la cafetería que está al frente de mi edificio a dibujar, y tomarse su café. Todos los días, que iba a la cafetería, me preguntaba quien era, qué dibujaba y si algún dia tendría el valor de hablarle.
Llegando de la universidad a mi pequeño y acogedor apartamento, estaba frustrada por la acumulación de deberes, decidí tomar un café para pensar en mis cosas. Al salir, lo vi por la pared de vidrio de la cafetería, sentado, con su elegante camisa y un seductor tatuaje de una rosa que le sobresalía de la camisa hacía el cuello. Me senté en la mesa que estaba al frente de la de él, pedí un capuccino y esperé pacientemente mientras lo apreciaba con poca sutilidad. Mientras sentía el olor del café y mi mirada se cruzaba con la de él, mi corazón se paró completamente y mis manos comenzaron a temblar, oculté mi timida sonrisa con la taza, la espuma acarició mis labios mientras él se paraba de su mesa e iba hacía la puerta para salir, volteó, sonrió y salió, sentí que mis mejillas se encendieron mi mis manos sudaban, hasta que mi corazón volvió a sus latidos normales...
Me acosté pensando en él y sus ojos azules, su piel blanca y su cabellera negra. Despertaba pensandolo, dormìa pensandolo. Cuando hacía frío imaginaba sus abrazos, en el calor imaginaba sus besos, en la oscuridad imaginaba su voz, mi mente no se controlaba y mi corazón tampoco ayudaba.
Las semanas pasaban y yo seguía yendo a ese lugar, mientras él dibujaba y cruzabamos miradas y sonrisas, todos los días me decía a mi misma que le hablaría, pero jamás tuve el valor suficiente para pararme de esa silla y dirigirme hacía él, hasta que un día pasó lo que yo solo imaginaba en mis mejores sueños; mientras yo sentía el calor del café en la punta de mi nariz, él se paraba con el papel de siempre en la mano y se dirigía hacía mi mesa, mis piernas no paraban de temblar y mi corazón latía más, mucho más rápido de lo normal. Con un delicado movimiento retiró la taza de mis labios, me dio el papel, sonrió y se marchó. Un retrato de mí tomando café, dibujado en lapiz y perfectamente detallado, y por detrás una firma que ponía "Tú rostro, mi inspiración. Con ternura, Brandon".